domingo, 3 de junio de 2007

II. Princesa

- ¿Quieres que te cuente un cuento?
- ¡Sí!¡Un cuento, papá!

Aquél hombre risueño y de expresión tímida me acostó en mi camita con dosel, como a una princesa, y me arropó con cariño.

- Érase una vez... Aquella noche desperté. Las sombras a través de la ventana me relataban una realidad diferente a la que había estado viviendo mientras dormía. El rosa de las paredes de mi habitación se tiñó de rojo. Unos gritos me hicieron abrir los ojos para percatarme de la realidad... Al fondo, sirenas y luces. El mundo daba vueltas y yo sólo buscaba algún indicio de que aquél era el mismo lugar en el que me acosté.
-¡Papá! – Comencé a llorar y me abracé a mi osito de peluche.
- No pasa nada, bichito. – Voz temblorosa, casi moribunda. –Acuéstate y duerme, que mañana será otro día...

Desperté sudando. De nuevo. La misma habitación de colores distintos. El dosel había desaparecido, el negro teñía las pareces y el morado las cortinas, y una tenue y casi inapreciable luz iluminaba una habitación repleta de libros. Me levanté con una sensación de vacío que oprimía mi pecho y me puse en pie mientras observaba que la nieve no cesaba de golpear mi ventana, como si quisiera entrar en la habitación e invadir mi triste universo con blanco y brillante hielo.
Eran las seis de la mañana, justo la hora en la que él perdió la vida.
Bajé con desánimo las escaleras de mi desván hasta el oscuro sótano, dándome cuenta de que los cuatro pisos desiertos aún dormían en la oscuridad de la noche. Mis pies descalzos rozaban el suelo marmóreo sin hacer ningún ruido, sólo el leve susurro del cascabel de Edgar me seguía en la oscuridad. Al llegar al sótano encendí las luces para no tropezar con todas las figuras que yacían inertes en el suelo.Al fondo se distinguían estatuas de colores fríos, inacabadas, con una técnica precisa y perfecta, figuras que fueron motivo de muerte...Mi padre era escultor, pintor, escritor y arquitecto. Un hombre de reconocido prestigio universal, sin embargo, aquella fama jamás fue su ambición, y se apartó de aquel frío mundo cuando mi madre me dio a luz. Debido a esta brusca huída, los promotores de sus obras lo amenazaban con regularidad. Llamadas extrañas, correo atemorizante, visitas inesperadas... Siempre con la misma pesquisa: “Hazlo o no dudaremos en quitarte la vida, y la de toda tu familia”. Mi padre hizo todo cuanto estuvo en su mano para acabar con las amenazas, pero aquél veintidós de marzo éstas se tornaron realidad, y tres grandes tipos vestidos de negro allanaron nuestro hogar con la intención de raptar a su hija menor...y él... murió protegiéndome. Sequé las lágrimas de mis ojos y me acerqué a la gran mesa que coronaba la estancia. Allí, entre trozos de mármol y yeso empecé a tallar una nueva imagen que sería el sentimiento de su ausencia mezclado con la sangre de mis muñecas.

2 comentarios:

Ray dijo...

Nada que achacar, tu estilo es insuperable, sigue en esa linea y llegaras muy lejos.

Te quiero mucho, no cambies y se feliz ^^

Hasta otraa

Aracne dijo...

Muchas gracias, pequeño Ra!
Gracias por seguirla! ^^
Loves!!~